viernes, diciembre 31

El umbral del año

Doce campanadas, doce (el aire)

Se desnuda
cierra los ojos
bebe un vaso de agua

Imagina la palabra: vacío
y dice: nada
na
n

Quizá el frío (que no el licor)

Hay una corriente de aire en el texto: un ventarrón.
Y luz: luminosidad expandiendo el desierto de la página.
El sonido florece en la arena: es voz y la reconocemos.

El trazo flota en la orillita de esa voz: la palabra
que dice
escucho
escribo

hola

jueves, diciembre 30

Yuuuju, Zeeeta

Hey!
Sí, qué tal.
Cómo ha cambiado el clima, ¿eh?
¿Dónde, en la página?
Sí, hay como una brisa.
¿De mar?
Casi.

(Smuack)

Corrección de textos

Eliminar un resto, un excedente. Oprimir la tecla adecuada (la temida) y dejar que respire la página. Pero una se aferra y el exceso se nos vuelve necesidad. Desprenderse resulta doloroso. ¿Y dónde el anhelo de perfección, la fuerza del carácter? No he podido borrar este capítulo, esta coma, esta frase, me digo, y me avergüenzo ante ti, que lees, lo sé, que casi me ves escribiendo lo que sobra, lo que tampoco debería ser escrito.

martes, diciembre 28

Pérdida

La escritora y activista norteamericana Susan Sontag murió hoy a los 71 años en Nueva York, anunció el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, donde estaba hospitalizada.

lunes, diciembre 27

domingo, diciembre 26

Stand-by

Los días que van de la noche de Navidad a la de Fin de Año son un barco detenido, un espacio de quietud, una pausa sin ley y sin horarios. Lo mejor es preparar toneladas de café con galletitas, elegir libros y películas.

En este viaje conoceré a la mujer del momento: Elfriede Jelinek. Mi barco será Jelinekiano: “Women as Lovers”, “Wonderful, Wonderful Times”, “Lust”, “The piano teacher”. Con abrigo y bufanda conversaremos en cubierta mientras admiramos el paisaje de nubes que envió Oswaldo Ruiz en su mensaje navideño.

He ahí la expectativa.

viernes, diciembre 24

High light rolas

Nada mejor que "El mesías" de Handel cuando el pavo está en el horno y se prepara el relleno.

Las recomendadas:
a) Alégrate grandemente. Oh, hija de Sión
b) Él purificará a los hijos de Levi
c) Todo lo que encaminamos se ha perdido
d) Aleluya

Spots navideños

a) La buena educación

En la Facultad de Medicina no hay clases el 24 nada más porque Dios es grande. Cuando el resto de la humanidad se encuentra gozando de las vacaciones, o se dedica a gastar su aguinaldo en las compras, en la Facultad se presentan los exámenes finales. De ahí que hace apenas una semana veíamos en el salón de calses los cortometrajes que los alumnos elaboran como parte de la evaluación del curso.

Los muchachos de uno de los equipos no dejaban los celulares. Faltaban diez minutos para que finalizara la clase y el compañero al que le habían encargado terminar la edición no llegaba.

Fingí que no me daba cuenta cuando uno de los alumnos interceptó en el pasillo al muchacho que nos ayuda en el departamento y que se dirigía al aula para recoger los aparatos. Cuando estaba ya bastante harta, y ellos casi se daban por vencidos, llegó el susodicho editor abriéndose paso entre la gente, con la caja del DVD en alto. Todo el mundo regresó a su sitio y apagamos de nuevo las luces.

En la pantalla, una pareja hace el amor. Vemos los movimientos, escuchamos los gemidos, las respiraciones, y de pronto un corte. Entra música a todo volumen, imágenes microscópicas de la fecundación, de la división celular y enseguida un letrero: “Infancia”. A partir de aquí, la música se enlaza a las imágenes para mostrar lo que ese niño siente, lo que teme, lo que imagina; todo ello echando mano de óleos, fotografías, tomas de calles abandonadas o pompas de jabón flotando en un parque.

En el salón se hizo un silencio extraño cuando terminó la proyección. Los del equipo me veían a los ojos y yo no sabía qué hacer, ni mucho menos qué decirles. Pero al caminar hacia el estacionamiento había la sensación de que el aire estaba muy limpio.

b) La mejor

Hay otros que como muestra de agradecimiento después de todo un año o un semestre de trabajo te niegan en público (fuck), o dicen alguna grosería (complejo de inferioridad o qué sé yo).

c) Cena con Handel

Son las 9 de la noche y no hay nadie en casa. Pienso: qué dicha. Reviso las películas que no he visto y elijo una. Recuerdo que tengo salsa de espagueti congelada y pongo a hervir agua para la pasta. Abro una botella de vino y, cuando me dirijo a la tele con mi copa y mi plato, escucho, como en película de terror, el sonido de unas llaves, enseguida las voces de Andrés y Marcela que vienen entrando. “Qué rico huele”, dicen, “qué hambre”. Regreso a la cocina con resignación de madre mexicana. Enciendo la estufa.

Mientras preparo de nuevo la cena, me persiguen. Se colocan a ambos flancos, hablan y cuentan y vuelven a contar, dan un paso atrás cuando les indico con gestos francamente explícitos que me están estorbando. Sirvo el espagueti, el vino y, en el momento en que me escucho preguntándoles qué música desean para la cena, caigo en la cuenta de que no la estoy pasando tan mal que digamos. Les voy a poner mi favorita, me respondo a mí misma, previniendo un desastre musico-ambiental, y corro por “El Mesías” de Handel.

d) Carta

Abro el correo y encuentro una carta de mi amigo X. Dice que al hacer limpieza se topó con unos papeles que le llevé hace años. Eso lo puso nostálgico. Se me viene el momento como si fuera ahora mismo. “Recién había muerto papá”, le respondo, y al escribir la frase recupero esa presencia, o quizá ambas, con música de Battiato.

e) Crónica

Recibo un mail de un exalumno que dice “Feliz Navidad”. Pero al abrirlo no encuentro ningún mensaje a propósito de la época, sino una reseña de su recorrido por el centro de la ciudad. Me dice que fue ahí por un motivo práctico y de pronto se encontró caminando las calles con asombro, en una suerte de descubriendo. Describe su visita a una tienda de música y cuando se topó con el cidí justo, el que estaba esperando: Fleetwood Mac. Me pongo a escuchar ese cidí preciso mientras releo la crónica.

f) Palomas

Llamó mi amiga Y y me citó en el restaurante del Museo Metropolitano. Caminaba hacia allá cuando me di cuenta que, si la mañana estaba tan transparente y las calles tan maravillosas, era por culpa de la tarjeta de Navidad de mi exalumno. Me había contagiado.

Cuando cruzaba la placita Hidalgo vi a mi amiga a lo lejos, estaba en una de las mesas al aire libre, bajo los arcos. Ella también me vio y me hizo una seña con la mano. Aceleré el paso y con ello asusté a las palomas que se echaron a volar. A veces la vida parece película, pensé, y me puse a buscar la cámara en las aristas de los edificios.

g) Hospitalidad

La posada del gremio de escritores se llevó a cabo en el patio de Gargantúas. Los invitados se repartieron en tres mesas grandes: la de los jóvenes, la de los no tan jóvenes, y la de Hugo Valdés y sus pupilos.

Cuando hacía fila para la cena, escuché que Xavier Araiza preguntaba a María Belmonte si le parecía que todo iba bien. Sus hijos servían bebidas en ese momento y sólo entonces me di cuenta que era toda una familia la que se afanaba en atender a un puñado de necios.

h) Afecto

Mi amigo Z envía todo un tratado sobre la risa. Es una respuesta a un mail anterior donde le hablo de los beneficios de “tomarse en serio”. Mi amigo me reprende en su carta y yo me siento “la de la gran seriedad”. Esa noche sueño que quién me increpa es Nietzsche. Durante un par de días me entrego a la tarea matutina de leer la carta con bastante pena. No atino a responder nada.

Al tercer día Z me envía un nuevo mail donde me dice que quizá lo que escribió sobre la risa es frívolo. Este hombre es de los míos, pienso, recordando lo que he escrito yo misma cuando no recibo respuesta de X. Estoy tan contenta que de pronto me siento naive, casi estúpida.

i) Descubriendo el hilo negro de la época

Los regalos llegan puntuales y una se pone cursi.

jueves, diciembre 16

Coda

Para el filósofo tijuanense Eliot Benitez la pasión es un pasaje no hacia lo animal, sino hacia lo divino. “El arrebato del dios”, la llama. Supongo, aunque no estoy segura, que con ello alude al delirio en Platón.

En todo caso, la pasión nos pasa y nos traspasa, aunque sus consecuencias resulten lamentables.

En fin, ya basta.

La pasión, según Battiato

a) L’animale, de Franco Battiato, es una de las canciones más hermosas del mundo; acaso la que asegura Joaquín Sabina que quería escribir cuando joven. L’animale es tan suave como una pantera caminando: su entrada de violines, el piano, la voz del cantante diciendo vivir no es difícil, etcétera.

La belleza de la letra, y de lo que en ella se confiesa, nos lleva de la mano en una reflexión en la que se habla, primero, del resucitar: vivir no es difícil, dice Battiato, pudiendo después renacer. Enseguida viene el reclamo: finges cuando estás a mi lado, me das siempre la razón, tengo ganas de decirte que estaría mejor solo. ¿Y por qué sigue con ella?, nos preguntamos. Pues porque dentro de sí lleva un animal que no lo hace feliz, que lo convierte en esclavo de sus pasiones. El animal no se detiene, no se da por vencido, el animal la quiere a ella.

Es como si él confesara a ella que, de ser un poco más humano, la dejaría. Hay alguien que no es él mismo dentro de él mismo, un amo que lo doblega y lo deja sin voluntad. De ahí su adicción a ella, su falta de voluntad. Ah, l’amour, me digo, parafraseando la famosa aria de Bizet, qué hermoso y qué terrible.

b) ¿Y por qué el amo que lleva dentro ese él de la canción es un animal y no un demonio o su más profunda identidad?, pregunta la audiencia. Pues por el afán de creernos que los animales son lo que no somos y que en realidad somos, responde un nefasto muy dado a las nefasteces.

c) No está de más recordar con Derrida que nuestra división acostumbrada entre hombre y no-hombre es como oponer a una pelota todos los juguetes del mundo. No porque no haya diferencia entre lo humano y lo no-humano, sino porque lo no-humano es un universo de divisiones posteriores. ¿O no encontramos cantidad de fracturas entre la mosca y el caballo?

L'animale



Vivere non è difficile potendo poi rinascere
cambierei molte cose un po' di leggerezza e di stupidità.
Fingere tu riesci a fingere quando ti trovi accanto a me
mi dai sempre ragione e avrei voglia di dirti
ch' è meglio se sto solo...
Ma l' animale che mi porto dentro
non mi fa vivere felice mai
si prende tutto anche il caffè
mi rende schiavo delle mie passioni
e non si arrende mai e non sa attendere
e l' animale che mi porto dentro vuole te.

Franco Battiatio

miércoles, diciembre 15

Mini-congrats

Felicidades navideñas a Joaquín Hurtado, Jaime Garza y Hugo Valdés, ganadores del “Concurso Regional de Minicuentos” del Cripil Noreste.

martes, diciembre 14

Posdata

"Conservo tu voz, no sé dónde, me pierdo también ahí mismo..."

Jaques Derrida. La tarjeta postal.

La escritura en juego

Leerte es observar la arquitectura del aire: un entramado invisible. Disfruto tanto descifrar el sentido de las palabras que dices.

Voy tras de ti en este juego de la escritura: tu acto me alcanza, me enlaza, me provoca actuar y sólo entonces escribo, me actualizo.

Otras veces te extraño porque me extraño a mí misma y me siento perdida e incapaz de escribirte.

sábado, diciembre 11

Rizomática

Liter Espacio / Ladrones de ideas
Por Dulce María González
El Norte

Una idea se nos mete a la cabeza y durante meses es hablar, escribir, pensar en lo mismo. Si el mundo gira sobre su eje, si un vendedor toca a la puerta, o el perro del vecino ladra, es sólo para alimentar la reflexión obsesiva del momento. Así nos sucede a algunos y no es para vanagloriarse, sino todo lo contrario.

En mi caso específico, el asunto precedente era el fenómeno del enamoramiento. Atrapada en el tema, e involucrando casi a la fuerza a algunos de mis amigos como acostumbro, recibí un mail en donde uno de ellos me narra un cuento que escribió hace años. La historia sintetiza de manera delicada y estética las profundidades del deseo, y está basada en algo que sucedió en la realidad.

De inmediato, y sin asomo de culpa, robé a mi amigo ese cuento escrito y reescrito, dándome a la tarea de ponerlo en boca de uno de mis personajes, para lo cual tuve que escribirlo por tercera vez con el fin de incluirlo en uno de los capítulos de mi novela. He aquí un fenómeno profundamente literario, pensé.

Peter Sloterdijk -lo mencionaba yo anteriormente en este espacio- asegura que los libros son cartas dirigidas a nuestros amigos cercanos y, acaso sin proponérnoslo, a otros tantos alejados en el tiempo y la distancia. Pero el misterio de la literatura es que esas cartas son continuamente reescritas, reproducidas y transformadas en un proceso a través del cual las ideas mueren para renacer en otras, una y otra vez, de generación en generación.

La imagen del fenómeno literario es la de una enorme red, con múltiples puntos de encuentro y nudos endemoniadamente complicados. Deleuze y Guatari lo llamaron "rizoma", pensando en que se parecía demasiado a las formas que crean ciertas raíces superficiales de los árboles. En la actualidad, la manera más sencilla de entender lo literario es a través de la enorme red que conforma internet.

Más allá de que el "rizoma" echó abajo el antiguo concepto del canon literario, la vieja imagen colonialista y jerárquica de la literatura como un árbol o un sistema solar, con Shakespeare o Cervantes en el centro y enseguida una serie de obras maestras y autores intocables (como ejemplo tenemos el canon elaborado por Harold Bloom), más allá de eso, decía, el "rizoma" nos ayudó a entender lo que sucede en realidad en la escritura: su carácter de envío, la forma en que explosiona hacia todas direcciones, la enorme riqueza de los plagios.

En "El Retrato de Mr WH" (1889), novela corta que indaga la identidad del posible destinatario de los sonetos de Shakespeare, Oscar Wilde expone su idea de que el arte no es otra cosa que una constante reproducción. Volver a presentar, volver a decir. El personaje de Wilde es un plagiario, y por lo mismo (el autor no se cansa de decirlo), un artista genial.

No está de más señalar que uno de los intereses de este tipo de textos (me niego a mencionar los actuales bestsellers en este género) es el gozo que significa para algunos la puesta en acto de una investigación detectivesca.

De ahí el entusiasmo con que Wilde no sólo defiende a los estafadores, sino que les sigue la pista. El artista es siempre un falsificador, asegura, alguien que sobrepone su personal copia a algún original que a su vez reproduce otro supuesto original localizado en la vida, en la cultura, en la naturaleza.

Para Wilde, un artista es alguien que no sólo reescribe de manera sorprendente, sino que sabe engañar. El verdadero creador, dice, sobrepone un personaje al propio, se reproduce a sí mismo y hace del mundo un escenario, de la vida una obra de creación. Wilde aseguraba que su talento estaba en su obra, pero su genialidad la reservaba para su vida personal.

En su página de Internet, el escritor Alberto Chimal, ensayista, narrador, dramaturgo, autor, entre otros libros, de "Éstos son los Días" (Era, 2003), ofrece un excelente ejemplo del fenómeno rizomático en el cine. En "Herk Harvey o el Camino de los Muertos", Chimal realiza un recorrido a través del cual, una película de Harvey aparentemente sin grandes méritos ("Carnival of Souls", 1962), se despliega y da lugar a una serie de propuestas posteriores.

De acuerdo a Chimal, el aspecto de los fantasmas de Harvey pasa a los zombies de George Romero en "La Noche de los Muertos Vivientes" (1968), a los demonios de William Friedkin en "El Exorcista" (1973), y al atuendo y actitudes de la actual cultura "dark". A su vez, el balneario de Harvey, "contaminado por la presencia de los muertos", se transforma en el Hotel Overlook de Stanley Kubrick en "El Resplandor" (1980). Como film transgresor de las reglas de su propia tradición con el fin de producir un efecto estético, la cinta de Harvey es colocada por Chimal al lado de "Ringu" (1998), de Hideo Nakata, y de "Nosferatu" (1979), de Werner Herzog.

Imposible dejar de mencionar aquí la nueva novela de David Toscana. "El Último Lector" (Mondadori, 2004) es un hermoso ejemplo de "rizoma", una novela en la que se cuentan novelas y en donde los personajes actúan en concordancia con las historias de otros textos que los alimentan y les dan vida; toda una suerte de elementos que se entrelazan hasta conformar un texto que es una madeja de textos, un continuo ir y venir de la realidad a la fantasía y viceversa.

En cuanto a mi caso personal, sólo me resta pedir al Cielo que mi amigo comprenda los altos motivos de mi robo y me perdone.

martes, diciembre 7

Bendita Huevonez

Anoche leí un texto de ficción acerca de la escritura aparecido en el blog de Julio Sueco. Se titula “Product rt-ficial” y está plagado de humor irónico y cinismo. En él, un escribiente se la pasa todo el día en la flojera, imaginando, fantaseando, eludiendo responsabilidades relacionadas con el mundo de la productividad (una energía tomaba control de sus deseos y hacía justo todo lo que quería y con gusto, claro, todo menos aquello que indicara obligación). Por las noches, el personaje surfea y escribe sus supuestas tarugadas en el blog.

En cuanto a lo que sucede a nuestro personaje durante el día (medieval peasants worked less than you do, anuncia irónicamente el título del texto que nuestro personaje encuentra al surfear), me vienen a la mente las opiniones de los románticos acerca del ocio como caldo de cultivo de la creación. De acuerdo a este punto de vista, es en el vagabundeo de la mente donde surgen las ocurrencias y las ideas geniales. Siguiendo con los románticos, la negación del ocio (el negocio) pone límites a la capacidad de creación y nos provoca permanecer en el mundo con una actitud pragmática.

Georges Bataille distingue dos polos estructurales en el análisis de las sociedades humanas y sus instituciones. Por un lado está lo homogéneo, el campo de la sociedad productiva; por el otro, lo heterogéneo (lo sagrado, la pulsión, lo improductivo) que constituye una existencia “otra”, expulsada de todas las normas. He ahí el concepto de “el real” de Lacan, el “abrevadero de los dioses”, decía un compañero de la Facultad en son de burla.

Por su parte, en su análisis del Fedro de Platón, Derrida aborda el mito de Theuth, el dios de la escritura: droga, y remedio contra la droga. La escritura se inventa como remedio para el olvido, pero es también lo que adormece (escribir medio dormido/a, drogado/a, en trance). Para escapar a este adormecimiento en la escritura (y, supongo, a la concepción romántica de la inspiración) Derrida recupera al que no escribe y que está detrás, aquél que le provoca escribir al escribiente, el que ordena la escritura.

En este sentido, el personaje de atrás no sólo posibilita la escritura (siempre estamos escribiendo para alguien), sino que nos da oportunidad de escapar a la obligación, nos deja libres de las ataduras del mundo pragmático. Y esta libertad, aunada a la sobriedad, por llamarla de alguna manera, del que está detrás, es quizá la condición que posibilita la escritura de grandes textos.

Va el fragmento en el que Julio escribe el acto de escribir:

"...es la sensación del pensar (¿revelación?) que toca las fibras de su ser. La acción sería hacer algo al respecto, o sea, tomar medidas para que las palabras surtieran su efecto. Las palabras esas, como una pintura de David, sólo ocasionan un “qué bonito se ve”. Mas le causan placer y le abren una fisura, una ranura del estuche de Pandora que lleva en sí. Se escurre por la luz que se mete al verse semiabiertas las puertas de la oportunidad, un vector vicioso: es un mal moderno y le llena la cabeza de ideas subvertidas. Se entretiene como un niño en un campo de matorrales jugando a batallas con gigantes..."

domingo, diciembre 5

A vuelta de correo



Carlos Aldamas envía una carta donde comenta ciertas coincidencias argumentales entre el filme Sunset Boulevard, de Billy Wilder (1950), y la novela Aura, de Carlos Fuentes (1962). ¿Será posible que, al ver la película, Fuentes se haya enamorado de su trama?, pregunta Aldamas.

Mucho se ha hablado sobre los posibles orígenes o influencias en Aura. Algunos nos hemos preguntado, dada la semejanza de la novela con el cuento La cena, si la novela no es un homenaje a Alfonso Reyes, a quien Fuentes frecuentó y admiró (la cercanía entre ambos es harto conocida y abordada por Fuentes, entre otros, en uno de los ensayos de Tiempo mexicano). Otros aseguran que Fuentes tomó la idea, y sobre todo la atmósfera, de Otra vuelta de tuerca, de Henry James. He aquí el planteamiento de Aldamas:

"Hoy, cuando la mañana estaba heladísima, disfruté una película fabulosa: Sunset Boulevard, de Billy Wilder. A medida que fueron avanzando las escenas advertí los enredos con los sueños, la locura, la pasión que todo consume, la incongruencia con la realidad, los giros incomprensibles. Una trama deslumbrante; predecible, pero gloriosa. Ya por la noche, pensando en la historia de una anciana loca que habita en un espacio donde el tiempo no ha pasado y que más tarde se apasiona con un joven gallardo, me di cuenta que la sensación que sentí mientras veía la película era debido a que antes había leído un pasaje similar en Aura, de Carlos Fuentes. Recordé el año de la película: 1950; luego busqué el libro y constaté la fecha de la primera edición: 1962. ¿Será posible que Carlos Fuentes haya visto Sunset Boulevard y se haya enamorado de su trama?"

Este asunto me llevó de nuevo a mi tema obsesivo de la temporada: la idea de la reproducción. Recordé la propuesta de Oscar Wilde en El retrato de Mr WH, novela corta en la que el autor investiga la identidad del posible destinatario de los sonetos de Shakespeare. Aquí, Wilde asegura que el arte no es otra cosa que una reproducción, una representación. ¿Cuál es la importancia de que Fuentes se haya dejado influir por James, por Reyes, que haya tomado su idea de Wilder? Volver a presentar, volver a decir: he ahí el “misterio” del que habla Derrida. Platón lo pone muy claro, un poco en El banquete y otro tanto en El Fedro: la eternidad de la sangre está en la descendencia, pero hay otro tipo de reproducción: la de la poesía y el arte.

En todo caso, y pensando en mi otro tema obsesivo (al que he titulado: “la vida disfrutable”), la importancia de este enredo reside en el gozo que significa para algunos la puesta en acto de una investigación detectivesca. De ahí el entusiasmo con que Wilde no sólo defiende a los estafadores, sino que les sigue la pista. El artista es siempre un falsificador, asegura, alguien que sobrepone su personal copia a algún original localizado en la vida, en la cultura, en la naturaleza (y en este punto se nos devela un romántico). Para Wilde, un artista es alguien que no sólo reproduce originales de manera genial, sino que sabe engañar. El verdadero creador, dice, sobrepone un personaje al propio, se reproduce a sí mismo y hace del mundo un escenario, de la vida una obra de creación. Oremos.

Posdata: queda pendiente el comentario a una carta de Eliot Benítez (su escritura siempre en la frontera entre la lucidez extrema y lo poético) sobre lo desconocido/imposible en Rimbaud y el pensamiento femenino.

Saludes.

Mascota seudosalvaje solicita Prozac

Pasando a un asunto menos filosófico, la Mujer Loba Wannabe anda insoportable desde que vio Dogville, desde que le prestaron Elephant, desde que leyó el Velódromo de invierno de Juana Salabert. No es solamente que existan personajes malvados y sanguinarios que de pronto señalan los motivos o desnudan el alma, sino que también hay quienes se atreven a mostrarlos e, incluso, cuestionan el sentido de los llamados valores humanos. Soy bien looser, dice, bien freak, y se pone a arañar las puertas del puro coraje.

sábado, diciembre 4

Una se pregunta (con acuse de recibo)

¿El juego de la escritura un asunto de competencia? En todo caso es una competencia en el sentido de ser capaz. ¿De responder?, ¿de hablar al otro desde un lugar incierto? ¿Y qué es eso que se dice cuando prescindimos de la carne (o de su imagen al menos)?, ¿desde dónde se escribe y a quién? ¿Acaso no estamos hablando aquí de la competencia literaria, de la capacidad de co-rresponder, postear?, ¿no es éste un asunto relacionado con el género epistolar?

¡Ah!, lo olvidaba, o estaba a punto de: aquello que tus ojos dejan caer al alma son los códigos mismos. De eso no hay duda. Y si no produjera alivio ver esa raya electrónica o de cualquier tipo, si no deseáramos (en ocasiones con urgencia) meternos esos signos arbitrarios en el alma, o en el espíritu, o en donde sea, entonces nadie andaría por ahí asomándose por el ojo de la cerradura (electrónica o no). ¿No es acaso un alivio jugar a la seducción? Este juego nos acerca a otros y se lleva a cabo en lo profundo. Atraer unos ojos, conquistar una mirada sobre este cuerpo de signos.

Tus pupilas son el territorio.

¿Te parece pérdida de tiempo o es simplemente que intentas negar que existes, que insistes?

jueves, diciembre 2

Se llama plenitud y es redonda como una naranja

Supongo que debería abordar un tema interesante, pero la Mujer Loba ha regresado y me distrae: insiste a toda hora en un libro que me tiene cansadísima: leo en lugar de dormir. También es cierto que escribo a ratos: el libro mismo y a un fantasma que intento comprender en la lectura de otro libro que también escribo.

Ahora mismo olfatea entre las páginas.