sábado, noviembre 22

Los inmortales


Publicado en la columna Literespacio, sección Vida de El Norte, Monterrey

Cínico, insolente, racista, políticamente incorrecto, Michel Houellebecq se va convirtiendo en el escritor más incómodo del mundo occidental.

La brillantez con que disecciona el estilo de vida contemporáneo, distanciándose críticamente a partir de una observación fría y un ácido sentido del humor, provoca que lo leamos con una mezcla de asombro y disgusto, sin que por ello deje de arrancarnos carcajadas.

No es extraño que sea precisamente un francés quien denuncie el hastío de la civilización occidental, la indiferencia abúlica de una humanidad que sigue adelante, aun sabiendo que sus construcciones se han desgastado hasta el paroxismo.

Su primer retrato del mundo actual, conformado desde su óptica por sociedades debilitadas y en franco declive, lo encontramos en "Las Partículas Elementales" (1998), novela con la que se dio a conocer mundialmente y que aborda la historia de dos hermanos (un científico asexual aislado del mundo y un profesor de literatura obsesionado por el sexo), víctimas del abandono de una madre de ideas sesenteras y típicamente hippie.

A la hilarante y corrosiva narración del hombre de fines del siglo 20 le siguió, en el terreno de la narrativa, "Lanzarote" (2000), un híbrido entre novela y crónica de viaje situada en el cambio de milenio.

Al igual que sucede con los personajes de "Las Partículas...", el protagonista de "Lanzarote" es un hombre de su tiempo, es decir, un ser decadente, situado más allá de tabués morales y de cualquier tipo de preocupación política, social o ambiental.

La descripción del paisaje volcánico de la isla (la edición de "Lanzarote" en Anagrama incluye fotografías), el tono desapegado y cínico del narrador, la atmósfera de fin del mundo y, sobre todo, la anécdota del encuentro con la secta de raelianos en medio de esa vacuidad, anticipan la aparición de "La Posibilidad de una Isla" (2005), el texto más destacado de Houellebecq hasta la fecha.

En "La Posibilidad de una Isla", los raelianos son llamados "elohimitas" y el protagonista, un cómico que ha hecho millones en el showbiz burlándose de su público ("si agredes al mundo con suficiente violencia, él acaba escupiéndote su cochino dinero"), se encuentra con ellos casualmente, abriendo con esto la posibilidad de acceder a la vida eterna, vía la tecnología y la ciencia.

La narración de cómo la secta logra crear duplicados humanos y trasmitir a ellos la memoria del antecesor, eternizando con ello su existencia, no es tan interesante como el diálogo que se establece entre Daniel1 (un humano de nuestro tiempo) y Daniel24 (un neohumano, copia del primero, separado de él por un lapso de 2 mil años) a través de sus respectivos "relatos de vida".

A diferencia de "Las Partículas...", en "La Posibilidad de una Isla" la crítica de nuestro estilo de vida se realiza desde un futuro al que nuestro presente podría dar lugar. Daniel24 habita solo en una casa aislada, protegida por una barda electrificada, de la que nunca sale. Su contacto con sus congéneres es siempre virtual y azaroso, dada la falta de seguridad de la red.

Por su parte, los humanos se han convertido en "hordas de salvajes" que habitan fuera de las bardas y que los neohumanos ven con indiferencia. Son los descendientes de quienes no pudieron acceder a los avances de la ciencia y, aunque representan una fuente de peligro, están en vías de extinción: "Mira esas pequeñas criaturas que se mueven a lo lejos, míralas. Son hombres".

Daniel24 intenta comprender el sufrimiento característico de sus predecesores humanos, pero no lo consigue del todo. El individualismo extremo de la generación de Daniel1, su rechazo de la vejez, la negación del deseo en favor del interés económico y el consecuente aislamiento emocional, la ausencia de contacto físico en las relaciones sociales a través de la red, todo ello ha logrado desvincular a los neohumanos de sentimientos como la compasión, el deseo o el dolor.

"Abandonaré sin pesar una existencia que no me proporciona la menor alegría tangible", dice Daniel24 cuando está a punto de ceder su lugar a Daniel25, y en ese momento se me ocurre preguntarme por el significado de la palabra "civilización", o hasta dónde puede llevarnos la acumulación de saber y de experiencia a que ha dado lugar la reproducción de la especie.